miércoles, 17 de noviembre de 2010

Nos sobran los motivos.


Este 'adiós' no maquilla un 'hasta luego',
este 'nunca' no esconde un 'ojalá'.
Estas cenizas no juegan con fuego,
este ciego no mira para atrás,
este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré.
Ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después.

A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca.
Estos ojos no lloran más por ti.

Esta sala de espera sin esperanza,
estas pilas de un timbre que se secó,
este helado de fresa de la venganza,
esta empresa de mudanzas
con los muebles del amor.
Esta campana muda en el campanario,
estad¡ mitad partida por la mitad,
estos besos de Judas,
este calvario,
este look de presidiario,
esta cura de humildad.
Este cambio de acera de tu cadera,
estas ganas de nada menos de ti.
Este arrabal sin grillos en primavera,
ni espaldas con cremallera
ni anillos de presumir.

Esta casita de muñecas de alterne,
este racimo de pétalos de sal,
este huracán sin ojo que lo gobierne,
este jueves, este viernes y el miércoles que vendrá.

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “con dios” a los dos
nos sobran los motivos.

Este museo de arcángeles disecados,
este perro andaluz sin domesticar,
este trono de príncipe destronado,
esta espina de pescado,
esta ruina de Don Juan.
Esta lágrima de hombre de las cavernas,
esta horma del zapato de Barbazul...
Qué poco rato dura la vida eterna
por el túnel de tus piernas
entre Córdoba y Maipú.
Esta guitarra cínica y dolorida,
con su terco knock knockin’ on heaven’s door,
estos labios que saben a despedida,
a vinagre en las heridas,
a pañuelo de estación.
Este Land Rover aparcado en tus dudas,
la rueca de Penélope en el Luna Park,
estos dedos que sueñan que te desnudan,
esta caracola viuda sin la pianola del mar.

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “con dios” a los dos
nos sobran los motivos.

Joaquín Sabina.

A todo le llega su hora. A lxs que leéis esto habitualmente supongo que tampoco os pilla de nuevas la noticia... Esto iba a caer más tarde o más temprano. Soplan vientos nuevos y toca tomar distancia, sobre todo tomar distancia.
Ya sabéis como soy. Esto volverá a empezar más tarde o más temprano, aquí en otro lugar, con esta forma o con otra distinta. Todo volverá a empezar cuando haya algo que contar. De momento, para decir "con dios" nos sobran los motivos.
Nos veremos entonces y nos veremos en los bares.
Hasta aquí hemos llegado.
Ha sido un placer, amigxs.